Barbara Stanwyck

Barbara Stanwyck no poseía el erotismo de Rita Hayworth, ni la sofisticación de Grace Kelly. Tampoco la personalidad de la Hepburn ni una dulzura especial. Sin embargo, tenía cuanto necesitaba para triunfar en Hollywood: un atractivo natural.

Gracias a él, Barbara Stanwyck logró convertirse en una de los mayores mitos de la historia del cine y llenar de magia cada rincón de la pantalla durante décadas de trabajo en el mundo de la interpretación.

Nacida en Brooklyn en 1907, no tuvo una infancia fácil. Huérfana a los 4 años (su madre falleció y su padre la abandonó), Barbara Stanwyck creció acogida por distintas familias.

Sus primeros trabajos fueron como telefonista y en el vodevil, donde actuó como corista antes de alcanzar los escenarios de Broadway. Allí conocería al conflictivo intérprete Frank Fay, con quien se casó y en 1928 se mudó a Los Ángeles, en busca de una oportunidad en Hollywood.

Su talento llamó inmediatamente la atención de la industria; logrando sus primeros papeles en comedias y dramas de cineastas como Frank Capra ('Amor prohibido', 'La amargura del general Yen') o Archie Mayo ('Ilicit'). Tras firmar exitosas interpretaciones, como en 'Carita de ángel' y divorciarse, Stanwyck fue nominada por vez primera a los Oscar con 'Stella Dallas', de King Vidor, en 1937.

Ya casada en segundas nupcias, y antes de cometer su intento de suicidio por las infidelidades que sufría, la productividad de Barbara tomó un ritmo frenético que la llevaría a atesorar cerca de 100 apariciones en la pantalla grande durante toda su vida.

Los 40 serían para ella especialmente provechosos, recogiendo sus interpretaciones más inolvidables, como en 'Las 3 noches de Eva', 'Juan Nadie', 'Bola de fuego' o 'Una gran señora'. De entre todas, destacaría una cinta: 'Double Indemnity' ('Perdición' en España), que en 1944 tocó a su puerta de la mano de Billy Wilder, quien le ofreció encabezar el reparto de uno de los guiones más perfectos jamás escrito. Al contrario de la malvada y manipuladora mujer fatal que interpretaba en el film, el éxito ya no la abandonaría nunca.

Tras esta cinta, con la que se convirtió en la actriz mejor pagada del país (400.000 dólares), vendrían 'Voces de muerte', 'El extraño amor de Martha Ivers', 'Walk on the Wild Side' o, ya en la década de los 60 y los 70, distintos roles en televisión.

En 1982 la Academia reconoció "su creatividad superlativa y su contribución única al arte de la interpretación en el cine" con el Oscar Honorífico. Barbara Stanwyck falleció el 20 de enero de 1990 en su casa en Santa Mónica.