Jim Carrey

La extrovertida personalidad de Jim Carrey no es fruto de una evolución sostenida. Ya era así cuando era un crío en Newmarket, su pueblo de Canadá. Actuaba constantemente, ya fuera para sus parientes o para sus compañeros de clase. Con apenas 10 años apareció en The Carol Burnett Show, un programa de éxito en Norteamérica. Sin embargo, aún le quedaba trecho hasta llegar a ser una estrella. Su familia tuvo que mudarse a Scarborough, un suburbio de Toronto, y Jim se vio obligado a aceptar trabajos de conserje o vigilante para ganar dinero.

La mala racha no parecía tener fin, por lo que Jim decidió cortar por lo sano y hacer la apuesta de su vida: ser comediante. Se preparó a conciencia y entró en el circuito de monologuistas haciendo imitaciones de celebridades como Michael Landon o James Stewart. En 1979 dio el salto a Los Ángeles, donde fue descubierto por el veterano cómico Rodney Dangerfield. Fue entonces cuando se inició la etapa televisiva y cinematográfica de Carrey, con títulos como Mordiscos peligrosos (1985) o Peggy Sue se casó (1986).

El programa humorístico In Living Color (1990) realzó la popularidad del actor, que cada vez recibió ofertas más suculentas a medida que sus personajes crecían en extravagancia: Ace Ventura (1994), La Máscara (1994), Dos tontos muy tontos (1994) o Un loco a domicilio (1995) encasillaron a Carrey como un intérprete histriónico con muchos fans pero también muchos detractores.

Consolidada su presencia en el star-system hollywoodiense, Carrey ha querido demostrar que también es un notable actor dramático. En este sentido, sus mejores resultados llegaron con El show de Truman (1999) y Man on the moon (2000), por las que ganó sendos Globos de Oro. También fue muy aplaudido su trabajo junto a Kate Winslet en ¡Olvídate de mí! (2001). En los últimos años ha alternado este tipo de films con su vena cómica habitual, e incluso se ha atrevido con los thrillers (El número 23, 2007).