Philip Glass

Philip Morris Glass, más conocido como Philip Glasss, es un famoso compositor de bandas sonoras de nacionalidad estadounidense. Además, ha compuesto más de veinte óperas, nueve sinfonías, dos conciertos para piano y otros tantos para otros instrumentos como violín, tímpano o para orquesta. Su estilo se caracteriza por su minimalismo.

Sus abuelos fueron inmigrantes que abandonaron Lituania por razones religiosas y raciales, ya que eran judíos. Desde niño Philip Glass demostró una gran destreza para la música, por lo que sus padres lo inscribieron en el conservatorio Peabody, donde eligió la flauta como su instrumento.

Siempre fue un niño más inteligente que la media, por lo que a los 15 años ingresó en la Universidad de Chicago para ingresar matemáticas y filosofía en un curso acelerado. En cuatro tendría su diploma y estaba listo para hacer lo que realmente le interesaba: ampliar su formación musical.

La reputada Juilliard School fue la escuela donde Glass acudió para especializarse en piano. Aunque contó con profesores de la talla de Darius milhaud, sintió que aquel no era su sitio, por lo que al poco hizo las maletas y cruzó el charco en busca de mejor suerte.

Su destino el Conservatorio Americano de Fontainebleau. Allí estuvo dos años, un tiempo en el que también aprovechó para entrar en contacto con otras ramas artísticas: el cine y más concretamente, con la nouvelle vague francesa. Quedaría atrapado para siempre.

Pero no fue lo único que le atrapó durante su estancia en Francia. En 1966 escuchó una llamada en su interior y viajó a India por razones religiosas. Conoció al Dalái Lama, entró en contacto con Ravi Shankar y se convirtió al budismo. Su música nunca fue la misma: la paz y el tempo de esta filosofía inundaron sus composiciones, con las que experimentó hasta dar con un sonido propio.

Para ganarse la vida, compaginó durante una larga temporada sus noches como creador musical con el trabajo de taxista o reparador de electrodomésticos. El resultado de estos años de evolución era una música muy complicada de escuchar, hasta el punto que ha llegado a afirmar que cuando alguien aguantaba un concierto suyo entero le invitaba a cenar.

Imbuido del ambiente underground como él, su trabajo en la ópera experimental titulada ‘Einstein on the Beach’ cambiaría su destino. De ahí a colaborar con Mike Olfield, a encontrar el equilibrio en un estilo más accesible para el público y conectar con este, y su primer gran éxito: la colaboración en la cinta ‘Koyaanisqatsi’, producida por Francis Ford Coppola. Gracias a esta saltó a la fama definitivamente, gozando durante los 80 y los 90 de una gran popularidad que dura hasta hoy en día.