Rita Hayworth

Se llamaba Margarita Carmen Cansino; aunque este símbolo sexual de los años 40 pasó, por derecho propio, a la historia del cine con el nombre con el que firmó sus interpretaciones más recordadas: Rita Hayworth.

Protagonista de películas como 'Gilda' y una de las primeras novias de América, fue una de las actrices más icónicas de la época dorada de Hollywood.

Rita Hayworth nació en Brooklyn, Nueva York. Su padre era español, oriundo de la provincia de Sevilla, y su madre de origen irlandés e inglés. Ambos eran bailarines e iniciaron a la pequeña Rita en el arte de la danza desde niña. También pronto comenzaron a abusar de ella, como más tarde confesó a su marido, Orson Welles.

A los 13 años Rita debutó junto a su padre y comenzó a perfeccionar, contra sus deseos, una técnica que le llevaría, en 1933, a llegar a Hollywood de la mano del Spanish Ballet.

Su elegancia y gracioso movimiento delante de las cámaras le ayudaron a partir de 1935 a conseguir pequeños papeles, principalmente en películas de serie B, hasta que logró firmar un contrato con la Columbia Pictures. El estrellato sería inmediato.

Gracias a su primer papel relevante en 'Solo los ángeles tienen alas', de Howard Hawks, la industria fijó sus ojos en la bella actriz, a la que comenzaron a llover ofertas laborales. Pero finalmente sería la Twenty Century Fox quien se llevara el pato al agua, tras haber rechazado a Hayworth solo unos años antes.

'Sangre y arena' significaría para Rita su comienzo como sex symbol de la década y la llevaría a convertirse en una de las actrices más aplaudidas durante los 40 y los 50.

'Desde aquel beso', 'Las modelos', 'The Strawberry Blonde' o 'Mi mujer favorita' son algunas de las películas que destacan de esta época; además de 'Gilda', obra cumbre del cine negro dirigida por Charles Vidor.

El de 'Gilda' fue el papel más importante jamás realizado por Rita Hayworth. La cima de su carrera en Hollywood. Pero también el inicio de su declive: nunca podría superarse a sí misma en las famosas escenas de la bofetada y la sugerente interpretación del 'Put the blame on Mame'.

A pesar de los numerosos éxitos cinematográficos que protagonizaría en adelante, Rita jamás alcanzó la felicidad. Odiaba ser actriz. Tampoco tuvo suerte en el amor; en ninguno de sus cinco matrimonios.

Un acuciante alzheimer le haría abandonar los escenarios a principios de los 70, para fallecer en su apartamento de Manhattan el 14 de mayo de 1987, totalmente desmemoriada.